Introducción:
¡Señor dame
más de tu unción y prospérame en todas las cosas! Esta se ha convertido en la
oración de cajón que muchos ministros utilizan actualmente en sus
devocionales. Pero que difícil es pedir
a Dios que forme nuestro carácter, causa un gran dolor pagar el precio, es más
fácil la unción pasajera y ser solo instrumentos por un momento, que
convertirnos en el ideal que Dios trazo desde el principio para el ser humano ¡
hechos a su imagen y semejanza!. Nos
hemos convertido en ministros bajo cualquier circunstancia y cargamos con un
carácter que ha sido influenciado por nuestro temperamento, el contexto
familiar, educacional, los patrones de crianza, amigos, en fin. Hemos
confundido el tener un buen carácter con la amabilidad y el buen humor.
El carácter es el sello que nos
identifica e individualiza en nuestro modo de ser y comportarnos, es la marca
innata en nuestro interior que en cualquier momento se exterioriza. Se entiende
por carácter como aquel modo de obrar siempre consecuente con principios firmes
y la constancia en lo reconocido como verdadero.
Es momento de detenerse y reconocer
que algo extraño esta pasando, de repente somos el blanco de muchas miradas que
esperan ver reflejado en nosotros el carácter de Jesucristo. Esta es nuestra
realidad, necesitamos ir más allá del intelecto y la espiritualidad.
Te invito para que leas
conmigo Hechos 23:1 donde encontramos al apóstol Pablo dando certeza de poseer un
carácter formado.
La formación del carácter en el
ministro es importante, porque le ayudará a tener un mejor desarrollo y fin de
su ministerio;
para justificar esta necesidad, tendremos en cuenta las siguientes cuatro
razones:
1.
El carácter del ministro influye en el
cumplimiento de la voluntad de Dios.
Filipenses 2:19 – 22
En la carta a los filipenses el apóstol Pablo se refiere
a Timoteo como un siervo listo para ser enviado, ya que es un hombre que no
busca sus propios intereses, sino los de Jesucristo y todo esto gracias a que
poseía un carácter bien formado.
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Para renunciar a los intereses
propios
Según
esto el ministro que se niega a sus propios intereses y busca cumplir la
voluntad de Dios, ha necesitado pasar por un proceso de formación de su
carácter. El ministerio no es el
paraíso, es por el contrario un lugar de luchas, necesidades aflicciones,
aunque no desconocemos momentos de gloria. Cumplir la voluntad de Dios requiere
negarse a los deseos propios, negarse a mirar atrás.
Ir tras el supremo llamamiento requiere una firmeza en
las actitudes que tomamos frente a todas estas circunstancias difíciles con el
fin de cumplir el propósito encomendado por Dios.
Nuestra inestabilidad en el carácter hace que primen
nuestros deseos, antes que prevalezcan los de Dios.
Cuando tengo un carácter formado puedo implementar en mi
vida el si o el no, antes que las ambivalencias.
El blanco será entonces hacer la voluntad del Señor.
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Para hablar lo que Dios envía
El primer libro de Reyes capitulo 18 versículos 17 y 18,
nos muestra a un siervo, a Elías un hombre de carácter formado. Un ministro que
no duda hablar a Acab rey de Israel (aunque este trata de intimidarlo) lo que
Dios le ha enviado a decir. No importa a quien tenga que declarar, no vende la
palabra de Dios, no la comercializa. Porque su carácter formado le permite
saber quién lo ha llamado y para que ha sido llamado. Tiene muy en claro la
voluntad de quien cumple.
El carácter del ministro
influye en el cumplimiento de la voluntad de Dios.
2.
El
carácter del ministro es la meta final de Dios
Efesios 4:13
En la carta a
los Efesios 4:13 encontramos: De este modo,
todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a
una “humanidad” perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.
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La
finalidad de Dios es que todos alcancemos la estatura de su hijo, y con esto se
refiere a Que el ministro sea capaz de
integrar el evangelio con su vida diaria. Una practica total y continua de
su palabra. Marcar la diferencia con
nuestros comportamientos y actitudes.
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El
hecho de que la meta final de Dios sea formar nuestro carácter nos hace
reflexionar acerca de cómo Dios mide la
vida del ministro, y entonces comprendemos que no solo
por el ministerio Dios mide a aquellos que él ha llamado, porque al fin y al
cabo todo lo hecho en el ministerio es dado por él, pero el cambio radical en
nuestras vidas es el verdadero sacrificio que ofrecemos para él.
Ser como el oro pasado por el fuego es el ideal de Dios
para aquellos que deciden servirle. No desbaratarnos en sus manos a la hora de
probarnos es su máximo ideal, que el esfuerzo hecho por servirle no sea en vano
es lo que mas anhela.
El carácter
del ministro es la meta final de Dios
3.
El
carácter del ministro determina el éxito o el fracaso 1 Corintios 9:27
Más bien golpeo
mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo
quede descalificado. Palabras del apóstol pablo en su primera carta a los
corintios.
Pablo sabia que el éxito final de su ministerio iba mas allá
de predicar con elocuencia.
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La
salvación de aquellos que Dios le entrega
Pablo sabia que la salvación de aquellos
que Dios le había entregado era sumamente importante, era una de las metas de
su ministerio.
-
Su propia salvación
Pero Pablo también sabia que el hecho de
dominar su cuerpo, en pocas palabras de tener un carácter formado era parte del
éxito ministerial, ya que esto le ayudaría a alcanzar su propia salvación. Su
fracaso entonces seria el haber ayudado a formar el carácter de muchos y haber
olvidado el suyo para permanecer firme hasta el final.
Como
ministros nuestra visión tiene que trascender el tiempo, nuestras metas deben
ir mas allá de la realidad y es el alcanzar nuestra propia salvación, tengo que
dominar mi cuerpo, tengo que preocuparme por formar mi carácter.
Predicar
elocuentemente a multitudes o a pocos, no es suficiente para asegurar mi salvación.
Mis
predicas no son los cheques que entran en el banco del cielo y me cubren la
cuota inicial para mi morada en la eternidad. Pero el tener un carácter formado
que me ayuda a conducirme hacia la salvación, si que es necesario.
El carácter
del ministro determina el éxito o el fracaso
4.
El
carácter del ministro deja huellas en los que le rodean Juan 18: 10
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Tu
carácter Te hace tan reconocido como la
unción, en Juan 18:10 nos muestra a un Pedro sin un carácter formado. Un
hombre que responde a los estímulos, alguien que ante la primera ofensa no se
detiene, sino que como cualquier autoridad terrenal, se despoja de su uniforme
para poderse igualar con su adversario.
Podemos ser
reconocidos tanto por los milagros, sanidades, liberaciones que Dios obra a
través de nuestras vidas, como por nuestro carácter.
Pedro es un siervo
de Dios recordado aun en el mundo secular porque sano con su sombra, pero
también es igualmente recordado por negar a Jesús y herir a un hombre con su
daga.
Puedes ser
recordado por el obrar de Dios a través de ti, pero una mala acción puede
marcar la vida de muchos.
Es importante
acrecentar los buenos comportamientos porque la gloria de la unción se la lleva
finalmente el Señor, ante una mala actitud por la no formación del carácter no
hay milagro que sobrepase lo malo. Como dice el dicho popular todo lo bueno
realizado con tus manos finalmente lo borraras con tus pies. Y en este caso con
tu falta de carácter.
-
Piensa
por un momento en todas las personas que te rodean, en los discípulos o
colaboradores que Dios te ha regalado, piensa por un momento en los fieles de
la iglesia que el Señor te ha entregado y te darás cuenta que tu carácter Se impregna en las personas formadas a
través de tú ministerio.Todos terminan
tomando algo de ti.Más alla de tu forma de orar o predicar, ellos copian tu
comportamiento, tus actitudes y se llegan a convencer de que si tu lo haces así
es.
El carácter del ministro deja
huellas en los que le rodean
Conclusión:
Año 2007, una de las iglesias de la
ciudad de Cali estaba viviendo el momento mas anhelado, el culto de avivamiento
que precedía su amado pastor cada domingo.
En aquel lugar no escaseaban los gritos de júbilo y los aplausos, a
causa de tan impactante sermón. Unos cuantos van al piso, tiemblan y lloran
ante la ministración. En medio de esta
escena aparece su esposa con sus hijos y dos gigantes maletas en cada brazo. El pastor corre a su encuentro mirándola con
una expresión de sorpresa y luego de unos segundos le pregunta con mucha
inquietud: ¿Qué haces aquí con esas maletas y en compañía de los niños? La
mujer con una voz muy firme le responde: he decidido trasladarme a este lugar,
porque me he dado cuenta que me gusta más el hombre de la iglesia que el de la
casa.
Tal vez tú no quieras parecerte a este
hombre que busca la fama a través del ministerio antes que hacer la voluntad de
Dios. Alguien que aún no ha entendido que los milagros, las sanidades y las
masas, no son el fin último de Dios. Que
el éxito o el fracaso no se mide por la doble unción; sino por el contrario,
las buenas marcas que dejas en tu familia, los fieles e inconversos, son mas
importantes y valiosas delante del Señor.
Es tiempo de cambiar nuestra oración: ¡Señor forma tu carácter en mí!
by Pastora Diana Patricia Gutierrez